viernes, 17 de diciembre de 2010

"FIRMES EN LA ADVERSIDAD"

HECHOS 4

“Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” Hechos 4:29

Todavía estaban Pedro y Juan en el pórtico de Salomón hablando a la gente reunida con motivo de la sanidad de un hombre de mas de 40 años, cojo de nacimiento, cuando llegaron algunos los sacerdotes y la guardia del templo para arrestarlos.
Hasta este momento había muchos que se habían añadido al grupo de seguidores de Jesús, quienes en su totalidad ya sumaban 5,000 varones. Los líderes religiosos estaban preocupados por este crecimiento vertiginoso del movimiento encabezado por los discípulos de Jesús, además estaban resentidos porque anunciaban en Jesús la resurrección de entre los muertos.
Al día siguiente Pedro y Juan fueron sacados de la cárcel y comparecieron ante el sanedrín, el mismo concilio que había juzgado y condenado a Jesús a muerte. Algo pasó con Pedro, pues ya nos es el hombre temeroso que se escondía para salvar su vida y que para salvarse negó a su maestro tres veces, ahora lo vemos frente al sanedrín diciendo con mucho aplomo “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo“ (V 10 y 11)
El concilio quedó sorprendido de la intrepidez de los apóstoles, ellos sabían que los discípulos eran hombres sin estudios y del vulgo, pero al ver el valor y la forma de hablar de ellos en seguida reconocieron que habían estado con Jesús. Pues allí estaban, usando las escrituras para demostrar que en Jesús se cumplieron las escrituras, confrontándoles con su pecado, e incluso invitándoles a creer en Jesús diciendo “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (V13).
Obviamente el Sanedrín no reconoció sus faltas, pero no tenían argumentos para condenarlos los dejaron libres, no sin antes amenazarlos y prohibirles que hablaran y enseñaran en el nombre de Jesús a lo que ellos respondieron “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (V19 y 20)
Inmediatamente que fueron soltados, Pedro y Juan van a reunirse con los creyentes tienen un momento de oración muy reconfortante que “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.” (V31)
Para aplicar a nuestras vidas:
• El proceso de transformación de Pedro concluyó con dos hechos importantes: su encuentro con Jesús cuando fue restaurado de su pecado y la presencia del Espíritu Santo a su vida. Si quieres una verdadera transformación de vida, será necesario pasar por el mismo proceso.
• Jesucristo está vivo, Él resucitó, una prueba es que estos dos discípulos estuvieron dispuestos a enfrentar lo que fuera por predicar a un Jesucristo resucitado, nadie arriesgaría su vida por una mentira.
• ¿Te consideras creyente en Cristo? ¿Es decir un verdadero discípulo? La gente reconocía que Pedro y Juan habían estado con Jesús por su manera de hablar y de comportarse, sobre todo su manera de hablar ¿La gente puede reconocer por tu forma de ser que has tenido un encuentro personal con Jesucristo?
• ¿Qué tanto estas dispuesto a hacer por Cristo? ¿Te duele gastar algunas monedas por su causa? ¿’No tienes tiempo’ para congregarte y orar? ¿Te da temor, pena o flojera hablar a otros de las maravillas de Jesucristo? Quizá falte una verdadera restauración de vida o poder del Espíritu Santo. Si es así, no esperes más, acude a Jesucristo, que te espera con los brazos abiertos.


ATENTAMENTE
"TRANSFORMADOS PARA SERVIR"

JOSÍAS I. GONZALEZ.

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