miércoles, 22 de diciembre de 2010

“SI ME AMAS, APACIENTA MIS OVEJAS”

HECHOS 9

“Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.” Hechos 9: 40-41
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor” (V1) consiguió cartas que le autorizaron apresar a los del Camino que encontrara en la sinagoga de Damasco. Sucede que en el camino, cerca de Damasco Jesús se le apareció en medio de un gran resplandor que le hizo caer, quien le dijo “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.” (V4-6)
Este encuentro con Jesús cambió totalmente la vida de Saulo, él pensaba que encarcelando, matando y obligando a los seguidores de Jesús a negar su fe, realizaba un servicio a Dios. No creía que Jesús fuera el Mesías prometido, mucho menos creía que hubiera resucitado. ¡Que impactante fue tener un encuentro cara a cara con Jesús y hablar con Él! Con esto no quedaba duda, ¡Jesús era el hijo de Dios, el salvador del mundo resucitado!
No obstante que Saulo era un hombre instruido en el judaísmo y muy culto, en el cristianismo era apenas un bebé espiritual que necesitaba cuidado y atención. El primero en encargarse de guiar e instruir a Saulo fue un discípulo de Damasco llamado Ananías, es decir un cristiano congregante que obedeció la voz del Espíritu Santo y a pesar del temor que le inspiraba la fama de “mata cristianos” que Saulo se había labrado, Ananías se acercó a él diciéndole “Hermano Saulo…”.
Saulo llegó a Damasco como perseguidor, pero ahora lo podemos ver predicando que Jesús era el hijo de Dios y salir huyendo ahora como cristiano perseguido; pero con la protección, cuidado y ayuda de otros discípulos logró escapar.
“Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.” (V26) En esta ciudad, el que tomó el riesgo de acercarse a Saulo e integrarlo a la iglesia fue Bernabé, quien también se encargaría de continuar con su instrucción en los fundamentos del cristianismo.
Con la conversión del brazo armado de la persecución, vino un periodo de paz por toda Judea, Galilea y Samaria. En este periodo de calma, “Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.” (V32). Que importante ver a Pedro realizando una visita pastoral visitando hasta su hogar a los discípulos de la provincia de Judea. Dejó su oficina en Jerusalén y fue a Lida para saber como estaban los discípulos y para ayudarles en sus necesidades. En esa ciudad Dios lo usó para sanar a uno de los santos que tenía 8 años enfermo. Los discípulos de Jope (la actual Haifa) se enteraron que Pedro estaba cerca y lo llamaron al funeral de una discípula, pero Jesucristo lo vuelve a usar en otro milagro: ¡La resurrección de Dorcas!
Interesante:
• El amor a Dios no puede separarse del amor al prójimo, Jesús retó a Pedro a que demostrara su amor ágape pastoreando a las ovejas, cosa que hizo a cabalidad.
• Al convertirnos en discípulos de Cristo también nos convertimos en discipuladores, los bebés espirituales necesitan de nuestro cuidado.
• Contrariamente a la creencia popular que los santos son personas que han alcanzado un grado de misticismo especial, o que son seres capaces de hacer milagros, en la biblia se refiere a personas que se han convertido en discípulos de Cristo, es decir, cristianos auténticos, pero normales como los muchos que conocemos.
• Esto implica que cuando una persona acepta a Cristo, Dios santifica a sus nuevos hijos, aparatándolos para su gloria (santo quiere decir apartado). ¡Que privilegio y que responsabilidad! La idea no es de alguien perfecto, sino de alguien perfectible que sigue las pisadas de su maestro.


ATENTAMENTE
"TRANSFORMADOS PARA SERVIR"

JOSÍAS I. GONZALEZ.

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